Palmarés y Crónica de Documenta Madrid 2016 – CinemaAdhoc
Premio del público: Sonita (Rokhsareh Ghaem Maghami)
Primer premio del jurado: When two worlds collide (Heidi Brandenburg, Mathew Orzel)
Segundo premio del jurado: Les Sauteurs (Moritz Siebert, Estephan Wagner, Abou Bakar Sidibe)
Premio especial del jurado: The land of the enlighted (Pieter-Jan De Pue)
Mención especial del jurado: Tempestad (Tatiana Huezo)
Sin ser extraordinario, no suele ser habitual que quien dirige un documental aparezca en plano y forme parte de la historia. Estos casos se aproximan al videoensayo, en el que la persona vuelca sus reflexiones entre la conjunción de imágenes y la voz en off. Casos paradigmáticos son los de Agnès Varda y su Los espigadores y la espigadora (2000), o la trilogía HiBROW de Mark Cousins, compuesta por Here be dragons (2013), 6 Desires: DH Lawrence and Sardinia (2014) y Life may be (2014), este último codirigido junto a la iraní Mania Akbari. Otra opción es el relato vivencial, en el que la directora relata su propia experiencia, por lo que es imprescindible que aparezca en escena. Un problema de este segundo tipo aparece cuando el documental, aunque narrado en primera persona, pone el foco en una tercera. En estos casos se corre el serio riesgo de que el ego del autor y sus deseos de ser el subliminal centro de atención compitan con el verdadero motivo del relato, como ocurría en el fallido I am your father (2015). Esta película arrancaba como una reivindicación de la persona que habitaba el traje de Darth Vader, David Prowse, olvidado por la Historia del cine y maltratado por los responsables de la saga Star Wars, pero, con el avance del metraje, la atención se depositaba progresivamente sobre uno de sus directores, Marcos Cabotá, lo que no sólo dinamitaba el reducido interés de la cinta, sino que la abocaba a la incoherencia de base.
Similar a este último caso es Hooligan Sparrow (2016). Lejos de ser intrascendente o de hinchar la relevancia de una premisa, esta producción toma el activismo feminista chino como punto de partida. La narración gira en torno a Ye Haiyan, más conocida por el seudónimo que da título al documental, pero lo hace desde la narración en primera persona. Su directora, Nanfu Wang, se ata la cámara al cuello y se embarca en la aventura de seguir los pasos de esta mujer y el grupo de activistas que la acompaña, una travesía peligrosa en este país asiático, en el que la represión y corrupción gubernamentales campan a sus anchas entre el silencio de una población demasiado habituada a mirar para otro lado. Si bien reivindicable, si bien valiente, lo cierto es que premisa y directora entran en un conflicto, pues el seguimiento de la activista Hooligan Sparrow se difumina con el avance del metraje para dar cada vez mayor protagonismo a las vivencias de la propia realizadora. Lejos de la egolatría, esta decisión conduce al documental a una indefinición que dispersa cada una de las potentes ideas que lo componen, conjugando una suerte de mejunje más necesario que acertado.
Toda la información en: http://cinemaadhoc.info/2016/05/documenta-madrid-2016-cronica-final-palmares/